LO FINITO DE LA CONDICIÓN HUMANA
Como diría Leon Tolstoi: “Los hombres son como los ríos: el agua es en todos la misma, pero cada uno de ellos es más angosto aquí, más rápido acá; allí más lento, allá más ancho; a veces limpio, a veces turbio; ora frío, ora cálido. Cada hombre lleva en sí los gérmenes de todas las cualidades humanas, pero a veces se manifiesta una cualidad, otras veces otra y el hombre se torna diferente de sí, a la vez que sigue siendo el mismo hombre.”
Y como diriamos los anónimos conocidos como yo: "Somos tan solo simples mortales, quizá seres simbólicos con una poderosa inclinación a desorientarnos en los laberintos de la animalidad"
Todo esto tan solo para enfatizar las situaciones críticas que ocurren en el mundo, en nuestros paises, ciudades; sin ir muy lejos en nuestro entorno.
Que tristeza saber que alguien muy cercano traspasó esa frontera de lo racional a lo irracional, que decepción saber que estamos expuestos de cruzar facilmente esa línea del bien y del mal. También, en el interín de estos deslices surgen lecciones de fraternidad, solidaridad y amor al prójimo; sobre todo de perdon al desgraciado inmerso en su animalidad.
¿Qué dirian los ministros de la Santa Madre Iglesia católica referente a la dualidad de la condición humana? A próposito de esto han encarecido los servicios religiosos. Qué cosa más grande chico, diría un cubano. Si no quieres pudrirte en el purgatorio o resbalarte a los pagos de Mefistófeles, echa mano al bolsillo y compra indulgencias a como dé lugar.
Tal es caso de algunos feligreses muy cercanos a mí y seguidores acérrimos del “Opus Dei” (Obra de Dios). Institución millonaria creada bajo los auspicios de la “Santa Sede” cuyos miembros defensores a ultranza de esta cuasi sociedad secreta, están casi obligados a dar jugosas donaciones, además, resaltar la importancia a la virtud de la caridad, comprensión, compasión, cortesía, ayuda y solidaridad con los necesitados; empero, se sabe de muchísimos integrantes que están muy lejos de solidarizarse, inclusive con algún familiar muy cercano. La cruda realidad de los que mas tienen y dizque "estan mas cerca a Dios", de vivir de las apariencias
Bien me aconsejaba mi abuelo de pelo blanco. Hazte cura o militar, las dos profesiones garantizan larga vida, seguridad económica, absoluta tranquilidad de conciencia.
Lastima amigos míos que en eso de la-tinajos y teologías me fue mal; peor con lo de las botas y uniformes; inimaginable para mi cepillarme los dientes, almorzar e ir de siesta, dormir al final de la jornada diaria con aquello: “si mi sargento, teniente, capitán, coronel, general” pues esa negativa- cabeza dura de este pecho nacido para “andariego” y poetastro de real medio- me valió la aventura de estar acá en New York, nota non grata, pero, anverso afortunado, me dio la oportunidad y el privilegio del Facebook y conocerlos.
Ironías, que ironías de la vida. Si inclusive fui “caballero de compañía” durante cinco años. A estas alturas intento culpar a una ex monja que me introdujo en ese mundillo y no me podía salir so chantaje de todo el entorno y las fotos. De otra manera estaría en alguna sacristía con alguna monja bandida.
“Parece que para el abstruso dilema lleno de contradicciones que conocemos con el nombre de condición humana no hay soluciones
simples, sencillas y unidireccionales.”
Arturo Ruiz-Sánchez
New York, octubre, 2014
www.arturoruiz-sanchez.blogspot.com
Como diría Leon Tolstoi: “Los hombres son como los ríos: el agua es en todos la misma, pero cada uno de ellos es más angosto aquí, más rápido acá; allí más lento, allá más ancho; a veces limpio, a veces turbio; ora frío, ora cálido. Cada hombre lleva en sí los gérmenes de todas las cualidades humanas, pero a veces se manifiesta una cualidad, otras veces otra y el hombre se torna diferente de sí, a la vez que sigue siendo el mismo hombre.”
Y como diriamos los anónimos conocidos como yo: "Somos tan solo simples mortales, quizá seres simbólicos con una poderosa inclinación a desorientarnos en los laberintos de la animalidad"
Todo esto tan solo para enfatizar las situaciones críticas que ocurren en el mundo, en nuestros paises, ciudades; sin ir muy lejos en nuestro entorno.
Que tristeza saber que alguien muy cercano traspasó esa frontera de lo racional a lo irracional, que decepción saber que estamos expuestos de cruzar facilmente esa línea del bien y del mal. También, en el interín de estos deslices surgen lecciones de fraternidad, solidaridad y amor al prójimo; sobre todo de perdon al desgraciado inmerso en su animalidad.
¿Qué dirian los ministros de la Santa Madre Iglesia católica referente a la dualidad de la condición humana? A próposito de esto han encarecido los servicios religiosos. Qué cosa más grande chico, diría un cubano. Si no quieres pudrirte en el purgatorio o resbalarte a los pagos de Mefistófeles, echa mano al bolsillo y compra indulgencias a como dé lugar.
Tal es caso de algunos feligreses muy cercanos a mí y seguidores acérrimos del “Opus Dei” (Obra de Dios). Institución millonaria creada bajo los auspicios de la “Santa Sede” cuyos miembros defensores a ultranza de esta cuasi sociedad secreta, están casi obligados a dar jugosas donaciones, además, resaltar la importancia a la virtud de la caridad, comprensión, compasión, cortesía, ayuda y solidaridad con los necesitados; empero, se sabe de muchísimos integrantes que están muy lejos de solidarizarse, inclusive con algún familiar muy cercano. La cruda realidad de los que mas tienen y dizque "estan mas cerca a Dios", de vivir de las apariencias
Bien me aconsejaba mi abuelo de pelo blanco. Hazte cura o militar, las dos profesiones garantizan larga vida, seguridad económica, absoluta tranquilidad de conciencia.
Lastima amigos míos que en eso de la-tinajos y teologías me fue mal; peor con lo de las botas y uniformes; inimaginable para mi cepillarme los dientes, almorzar e ir de siesta, dormir al final de la jornada diaria con aquello: “si mi sargento, teniente, capitán, coronel, general” pues esa negativa- cabeza dura de este pecho nacido para “andariego” y poetastro de real medio- me valió la aventura de estar acá en New York, nota non grata, pero, anverso afortunado, me dio la oportunidad y el privilegio del Facebook y conocerlos.
Ironías, que ironías de la vida. Si inclusive fui “caballero de compañía” durante cinco años. A estas alturas intento culpar a una ex monja que me introdujo en ese mundillo y no me podía salir so chantaje de todo el entorno y las fotos. De otra manera estaría en alguna sacristía con alguna monja bandida.
“Parece que para el abstruso dilema lleno de contradicciones que conocemos con el nombre de condición humana no hay soluciones
simples, sencillas y unidireccionales.”
Arturo Ruiz-Sánchez
New York, octubre, 2014
www.arturoruiz-sanchez.blogspot.com