sábado, 14 de septiembre de 2013

ANIVERSARIO DE UN NUEVO CORAZÓN



ANIVERSARIO DE UN NUEVO CORAZÓN

Escucho pasos que se acercan y el rumor de voces. Creo distinguir las de dos personas, después me parecen tres, quizás más. Todo es muy confuso. Se extinguen las voces. Se alejan los pasos. Silencio absoluto. Tal vez estoy soñando. No, no es un sueño. Me duele el brazo izquierdo, no puedo mover bien la mano, la tengo entumecida. Alargo un poco el brazo y las puntas de mis dedos tropiezan con algo frío. Los retiro asustado. Espero. No pasa nada. Vuelvo a estirar la mano y me doy cuenta de que es un tubo metálico. Es el soporte del frasco de suero. Deslizo los dedos suavemente por la barra y el contacto con el metal me resulta agradable. Ignoro si es de noche o de día, la oscuridad es absoluta.
               
     Si, creo que he salido del quirófano y estoy en la habitación, mi hermana debe estar cerca, pienso… Intento llamarla, pero una enorme afonía me impide articular palabras. Una mucosidad espesa y algo rígido me obstruye la garganta dolorida, carraspeo y consigo pronunciar a duras penas la palabra “hola”. No sé si mi voz se oye más allá de mis labios. Nadie contesta. Estoy atenazado, no puedo girar la cabeza, respiro con dificultad. Con la mano derecha acaricio las sábanas y dibujo el contorno de la cama hasta donde llega la longitud de mi brazo. Me atrevo a sacar la mano y hurgo en el aire por si mi hermana se ha quedado adormilada en el sillón y no me oye, pero solo trasteo en el vacío. Me da frío y meto la mano rápidamente y la cobijo. La tengo gélida, la froto contra la pierna para hacerla entrar en calor.

     

martes, 10 de septiembre de 2013

SEPTIEMBRE TRISTE / RECORDATORIO



SEPTIEMBRE TRISTE

   Aquel 11 de septiembre del 2001, Celia amaneció con fiebre. Estaba durmiendo en un apartado lugar de Subway paradero 46 de Astoria – Queens, cuando una luz blanca y cegadora la despertó.
-“Hoy es el día del Apocalipsis”.
 Le anunció un compañero, también indigente que bebía vino muy cerca de ella.
- Carajo, que calor le contestó Celia.
- El fin del mundo se acerca. Continuó diciendo el hombre.
- Confiesa tus pecados, hoy es el día del juicio final.
Celia tenía la boca pastosa y le dolía todo el cuerpo. Un buen trago, eso era lo que necesitaba para engrasar su esqueleto anquilosado.
- Hey, hermano- le dijo a su compañero, ¿Me pasas un poco de sangre de Cristo? - El indigente la miro furioso.
          -“Irán todos al infierno- le contestó-, y tú la primera por blasfema”
  Y le estrujó un pecho con fuerza. Pero Celia ese día no tenía ganas de pelearse, esa jornada no. En otra ocasión no le hubiera importado darle una buena patada en los huevos. Celia estaba enferma y necesitaba desesperadamente algo de alcohol.
                   
         

miércoles, 4 de septiembre de 2013

SEPTIEMBRE, CUATRO MESES



“UN DIA CUALQUIERA DE ESTOS”


Hoy, después de cuatro meses de ausencia terrenal, cala profundamente en mi eso, de: “un día de estos te visito” ahora que emprendiste ese viaje sin retorno, entiendo lo que decías mí querido viejo. Esas ocupaciones, prioridades reales, otras inventadas, hicieron que renunciara a viajar para visitarte; hoy ya no puedo cumplir con la promesa, de hecho como muchas otras que juré cumplir.
Hoy, me abraza la nostalgia recordando cuando decías: “Todas las circunstancias y los medios son buenos para consolidar los lazos de sangre, por medio de una visita, una llamada, un correo electrónico; no hay que dejar enfriar el calor familiar, hay una sola vida, disfrútalo hoy, mañana será otro día”. Cuanto sabiduría había en tus palabras mi querido viejo, y darme cuenta ahora, que quisiera darte un abrazo. “Dios te bendiga siempre, mi querido viejo, mi amigo”.
                                                             Arturo Ruiz-Sanchez
                                                       New York, Septiembre, 2013 

domingo, 1 de septiembre de 2013

IRONÍAS



 IRONÍAS 

Parece ser que las cosas del altísimo, han subido más que el costo de la vida, incluyendo la alicaída canasta familiar. Los “seguros de salud” no son “tan seguros”, porque, primero se debe esperar a que la compañía aseguradora apruebe la atención, el test, o la cirugía, mientras el paciente espera dolorido, quizá contando sus últimas horas en solitaria compañía del mundanal ruido; y si eso ocurre, no tan solo, que por pobre a uno no lo pueden despachar las funerarias, sino también los ministros de la Santa Madre Iglesia católica que han encarecido los servicios religiosos. Que cosa mas grande chico, diría un cubano. Si no quieres pudrirte en el purgatorio o resbalarte a los pagos de Mefistófeles, echa mano al bolsillo y compra indulgencias a como de lugar. Tal es caso de algunos feligreses seguidores acérrimos del “Opus Dei” (Obra de Dios). Institución millonaria creada bajo los auspicios de la “Santa Sede” cuyos miembros están casi obligados a dar jugosas donaciones, además, resaltar la importancia a la virtud de la caridad, comprensión, compasión, cortesía, ayuda y solidaridad con los necesitados; empero, se sabe de algunos integrantes que están muy lejos de solidarizarse, inclusive con algún familiar muy cercano.     

Bien me aconsejaba mi abuelo de pelo blanco. Hazte cura o militar, las dos profesiones garantizan larga vida, seguridad económica, absoluta tranquilidad de conciencia.