RECORDANDOTE.
Los amplios
ventanales del STARBUCKS COFFE en este
barrio coreano de New York, me permiten recordarte; desde aquí, mientras garabateaba
algunos manuscritos, los llamaba tantas veces sintiendo la nostalgia de la
lejanía. A pesar del tiempo transcurrido, siento que aquellos momentos no pasaron
inadvertidos.
Querido
viejito, “Caballero de la Alegría”, tomándome un café reflexivo, recuerdo que
alguna vez preguntaste: ¿Qué haces en
New York? Deberías estar aquí con nosotros, tu madre te extraña. Quedé mudo
tratando de encontrar una respuesta coherente, y no supe que decir. Quién diría
viejito lindo, ahora después de muchos años trato de descifrar ¿Por qué estoy aquí?...
Y creo
descubrir que empezamos a movernos cuando aún éramos pequeños.
Recuerdo las
escalinatas del avión, la dulce mamita y tú a la expectativa de su numerosa
comitiva, otra vez querido viejito, nos trasladábamos de un lugar a otro para
cumplir con tus responsabilidades labores. Desde aquellos momentos aprendimos a
adaptarnos a diferentes latitudes y costumbres; e imaginando a nuestros
bisabuelos que llegaron de algún lugar de la tierra.
Sin ser de
aquí, ni de allá, como decían Facundo Cabral y Alberto Cortez en sus canciones;
aprendimos a amar los destinos como nuestros, y que dejaron huellas en nuestra
semblanza...
Hoy, después de
muchos años, nuestra familia está dispersa por el mundo, pero no te preocupes
Andresito, la viejita está bien cuidada,
ella es el motivo más que suficiente para estar unidos, además, en contacto a través
de las redes sociales, de una llamada telefónica, y cuando es posible, visitándonos,
y gozar el privilegio del encuentro...
¿Recuerdas
cuando era niño? Me inculcaste el amor a
la lectura. Aprendí a leer siendo muy pequeño, y me costó lagrimas y
transpiraciones, eras severísimo maestro, tal vez nunca te lo dije, pero siempre estuve
agradecido por eso. ¿Recuerdas? que después que aprendí a leer, disfrutaba
leyendo libros e historietas que llegaban a mi mano, inclusive, leía algunas novelas
de Corín Tellado que mamá atesoraba.
Hoy por hoy,
las situaciones vivenciales me sensibilizaron y me considero amante, del mundo
fascinante de las letras; recuerdo experiencias acumuladas a través de las primaveras
y que son materia prima para escribir, y compartir a través de cualquier medio
mis garabatos, o algunos que otros versos cojos, que apuntalan mi existencia...
A través de los
cristales de la cafetería, veo que la pronosticada tormenta de nieve de este
crudo invierno, escampó, pero dejó las veredas grises convertidas en lodazales,
vías que reciben apresurados pasos de algunos anónimos seres, cubiertos de
oscuras y gruesas vestimentas. Todo está tranquilo; y el sordo silencio, de
pronto se ve amenazado por el ruido de los coches y de voces imprecisas. La
vida vuelve a la normalidad después de la tormenta.
Los copos de
nieve, se rinden, quizá sea el último, o el primero de este atípico marzo. Se
despiden tímidamente, acariciando lentamente las sombras de una prematura tarde
de lunes, que promete ser gélida…
Es el contraste
de este famoso barrio oriental de
Flushing - Queens. New York.
Febrero, 2016. Arturo Ruiz-Sánchez/PEDAZOS DE TIEMPO.
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