lunes, 3 de marzo de 2014

A MI QUERIDO VIEJO, EN EL DÉCIMO MES DE SU PARTIDA


A MI QUERIDO VIEJO, EN EL DÉCIMO MES DE SU PARTIDA.
RECORDANDOTE.

Los amplios ventanales del STARBUCKS COFFE en este barrio coreano de New York, me permiten recordarte; desde aquí, mientras garabateaba algunos manuscritos, los llamaba tantas veces sintiendo la nostalgia de la lejanía.
A pesar del tiempo transcurrido, siento que aquellos momentos no pasaron inadvertidos.

Querido viejito, “Caballero de la Alegría”, tomándome un café reflexivo, recuerdo que alguna vez preguntaste: ¿Qué haces en New York? Deberías estar aquí con nosotros, tu madre te extraña. Quedé mudo tratando de encontrar una respuesta coherente, y no supe que decir. Quién diría viejito lindo, ahora, después de muchos años trato de descifrar ¿Por qué estoy aquí?...
Y creo descubrir que empezamos a movernos cuando aún éramos pequeños.

Recuerdo las escalinatas del avión, la dulce mamita y tú a la expectativa de su numerosa comitiva, otra vez querido viejito, nos trasladábamos de un lugar a otro para cumplir con tus responsabilidades labores. Desde aquellos momentos aprendimos a adaptarnos a diferentes latitudes y costumbres; e imaginando a nuestros bisabuelos que llegaron de algún lugar de la tierra.
Sin ser de aquí, ni de allá, como decían Facundo Cabral y Alberto Cortez en sus canciones; aprendimos a amar los destinos como nuestros, y que dejaron huellas en nuestra semblanza...



Hoy, después de muchos años, nuestra familia está dispersa por el mundo, pero no te preocupes Andresito, la viejita está bien cuidada, ella es el motivo más que suficiente para estar unidos, además, en contacto a través de las redes sociales, de una llamada telefónica, y cuando es posible, visitándonos, y gozar el privilegio del encuentro...

¿Recuerdas, cuando era niño? Me inculcaste el amor a la lectura. Aprendí a leer siendo muy pequeño, y me costó lágrimas y transpiraciones, eras severísimo maestro, tal vez nunca te lo dije, pero siempre estuve agradecido por eso.
¿Recuerdas? que después que aprendí a leer, disfrutaba leyendo libros e historietas que llegaban a mis manos, inclusive, leía algunas novelas de Corín Tellado que mamá atesoraba.

Hoy por hoy, las situaciones vivenciales me sensibilizaron y me considero amante, del mundo fascinante de las letras; recuerdo experiencias acumuladas a través de las primaveras y que son materia prima para escribir, y compartir a través de cualquier medio mis garabatos, o algunos que otros versos cojos, que apuntalan mi existencia...

A través de los cristales de la cafetería, donde llamaba tantas veces, hoy te recuerdo mi querido viejo. Veo que la pronosticada tormenta de nieve de este crudo invierno, escampó, pero, dejó las veredas grises convertidas en lodazales, vías que reciben apresurados pasos de algunos anónimos seres, cubiertos de oscuras y gruesas vestimentas.
Todo está tranquilo; y el sordo silencio, de pronto se ve amenazado por el ruido de los coches y de voces imprecisas. La vida vuelve a la normalidad después de la tormenta.
Los copos de nieve, se rinden, quizá sea el último, o el primero de este atípico marzo. Se despiden tímidamente, acariciando lentamente las sombras de una prematura tarde de lunes, que promete ser gélida…
Que el Gran Arquitecto del Universo te conserve en su diestra.
Tu familia te recuerda.
Es el contraste de este famoso barrio oriental de Flushing - Queens. New York.
Febrero, 2014. Arturo Ruiz-Sánchez.
www.arturoruiz-sanchez.blogspot.com

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