RAFA
Rafa es un falso taxista. El vive en Elizabeth,
New Jersey. En realidad, es un jornalero del volante. Cuando las circunstancias
lo permiten se levanta muy temprano para esperar a sus "afortunados
clientes". Los años y los golpes de la vida lo han transformado. Hoy por
hoy, es cuasi honesto. Ha pasado gran parte de su estadía en este país de
contradicciones, trabajando como conductor de taxi sin mayores sobresaltos.
Todos los días carga unas cuantas libras de historias
que lleva consigo para entregarlas antes de media noche en medio de ese
lenguaje embrollado de barrio.
Lo sabe casi todo en el arte de la "escapatoria
social". Que significa manejar un auto con más independencia que su vida
misma, desde que tenía catorce años en su natal Santiago de Macorís, “donde los
menores no trabajan en una moto por necesidad, sino
por prestigio social”. Conoce casi todo de: sistema de arrastre, bujías,
válvulas, alternadores y todo lo que el “Junker” le pueda proporcionar. Cada vez que le
roban alguna pieza o que su economía no le permita, acudirá a
Newark, donde hallará las piezas que necesita.
Tiene tres hijos (aunque uno es “entenado”, como
él dice).
A veces se entrega al “desorden”, cuando el día no ha
sido suficientemente bueno para solventar una escapadita de domingo por la
noche en las calles oscuras de la ciudad.
Rafa a pesar del tiempo aún no sabe los alcances del
reglamento de tránsito de los Estados Unidos de Norte América, ni siguiera de este
estado, pero igual participa cuando puede, movilizando a distraídos
pasajeros por la Elizabeth Ave. El no tiene Medallón (permiso para circular
como transporte público) ni licencia para tal fin, pero "eso" para
él, no es relevante.
Cuando bebe algunas latas de cerveza, se siente con la
misma autoridad que un oficial de policía. Piensa que a ellos se les puede sobornar por no tener su medallón. Conduce por
las calles ganándole pasajeros al bus de la línea veinticuatro "A", y
se ríe del miedo de las señoras que lo observan cuando es pillado en situación
de piratería. En realidad, no lo miran a él, si, al grupo que lo señala como
infractor, pero, él actúa como si las circunstancias no le importaran y
arremete con el auto cada espacio que le sirve para huir, golpeando y
molestando la tranquilidad y seguridad de sus asustados pasajeros.
A pesar de todo, es feliz por un momento.
Por la noche cuando hay juego de béisbol siempre termina escuchando merengue,
bachata, y disfruta de los tres cuartos de alcohol químico que lleva en
sus venas. Luego se queda dormido por un momento, hasta despertar casi de
madrugada, a esas horas suele darse una vuelta con su auto color amarillo, con
las ventanillas abiertas haciendo volar el cabello de alguna vecina que se
atreve a subir al coche, lo hace a toda velocidad como si se tratase de Michael
Schumacher de las Atenas de Elizabeth, al que solo le quedan cinco dólares para
el combustible, el cual habrá transformado la alegría del paso, para
convertirlo en trabajo.
Rafa es mi vecino, uno de la media docena que
existen por el “barrio”, debe ser el más tranquilo porque al menos
vuelve alguna noche al apartamento y atiende con mucha diligencia el
desayuno popular al cual ha incluido a su familia por supuesto. Los domingos
hace a veces de feligrés ocasional en la parroquia, obviamente en horario
para los latinos. También ha tenido que dormir en el asiento trasero de su taxi
durante casi dos meses, porque no reunió la cantidad de dólares para la
renta.
Dicen los vecinos que es un buen padre, se le ve
paseando y cargando "cuando esta sobrio" a su última hija,
una pequeña tan delgada que pareciera que pudiera quebrarse, señal
inequívoca de lo pesado que puede ser conducir el auto en tiempos de crisis, y
donde todo mundo hace lo que puede para existir, y siguiera atender alguna
necesidad de los vástagos.
No es viejo, tendrá unos cuarenta y cinco años, pero
lo confunden con el abuelo de su pequeña, se ríe, porque si algo sabe hacer
Rafa, es reírse con ganas de todo lo que le sucede en la vida, aunque
contradictoriamente aumente sus arrugas. "Eso" no le interesa, porque sabe que no
estará dentro de poco para no cargar la sensación que significa no saber que le
depara cada día.
Creo que me mira con respeto porque cree que soy
periodista, de repente es miedo o vergüenza de tener un vecino: “chismoso",
como él y su mujer con “ternura”, me llaman.
A veces… ellos quieren que les “cuente la
última”, solo lo hago para que piensen que soy el alzado que empieza a
llegar al barrio. Hablo y hablo sabiendo que no todo llegará a convencerlos, a
veces exagero para picarlos, pero no encuentro una respuesta que nos lleve
a otro tema. La crisis es sin duda un tema de su especialidad, amén de otras
contrariedades, "eso" significa que se van a involucrar un poco
más en cualquier problema y "eso" será motivo para protestar.
Por "eso", estas últimas noticias de la reforma migratoria, es el
tema del día.
-Rafa, vas a ir directo a la cárcel si manejas ebrio y
te accidentas. Le digo.
-Yo no. Dice.
-Porque nunca manejo borracho, podré ser borracho, pero
en mi casa o con mis amigos. Alega.
-Pero, si no tienes tu licencia de conducir para
servicio público te van a quitar el auto y lo van a internar. Le repito para
hacerlo entrar en razón.
-No, no creo, mis papeles están en regla y hasta certificado
de certificación tengo.
-! Ah!, ya sé rafa, pero si haces la ruta de la
Elizabeth Avenue te van a multar con mil dólares. Sentencio.
-No pasa nada primo. Replica.
-Tengo que hacerlo, si no de donde sale el dinero para
los “biles”; y si me pillan alguna vez, la policía no me va a poner tickets
porque antes yo me les voy a adelantar.
- Una cosa. Me dice:
-Ese reglamento que dices, ¿Es también para los
ciudadanos?
-Si. Le contesto.
- Pero, ¿También para los menores de edad? Me
interroga.
-Los menores de edad no pueden manejar. Le digo.
-La ley no hace distinciones. Vuelvo a ironizar
- Pero en serio. Me insiste.
- Por ejemplo, también se aplica a las
autoridades o a los autos con lunas oscuras.
- No joda vecino. Me dice.
-Si es así, entonces sigo manejando porque tendré
trabajo ya que nadie podrá hacerme la competencia, eso creo, pero mejor sigamos
hablando de la serie mundial de Béisbol, o del último Súper Bowl, edición final del
futbol americano…
Arturo
Ruiz-Sánchez/JORNALEROS
Elizabeth,
New Jersey
www.arturoruiz-sanchez.blogspot.com
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