miércoles, 24 de junio de 2015

VERANO

 VERANO

La mañana estaba limpia, tibia, azulísima. Se sentía el fulgor insostenible del día. El sol con su color pintaba casas, veredas y jardines. Las calles cubiertas de doradas pistas humedecidas por el rocío matutino, las nubes blanquecinas empujadas y trastornadas por un blando céfiro primaveral. Los árboles y flores sonreían con sus tiernos brotes del final de la florida estación. Era el resurgimiento de la naturaleza y la complicidad de la bella aurora. El olor a tierra húmeda y efluvios de violetas recordando a Petrarca en sus sonetos calidos y llenos de amor.
Mis pasos resonaban en completa armonía con el despertar de la ciudad. En soledad amena de verdes jardines me dejaba seducir por la algarabía de los niños que relucían y reflejaban gozo.
Estaba frente a Queens County Farm Museum, de la little neck Parkway, GLEN OAKS, NY. Observaba  setos de hierbas y rosales silvestres, vislumbraba una altiva y antigua fachada en una vía espaciosa, airada, cordial, familiar, de colores alegres y hospitalarios.
Adentro, círculos sonoros repletos de infantes, aliento de imberbes vidas, escondidas, iluminadas, como reflejo del firmamento, como una gota del inmenso astro resplandeciente, como el asomo de las flores tempranas, como mensaje de gratitud elevado al cielo.
Afuera el alma revelada de los padres en los gestos, en los rostros, discursos y coplas. Ni plebe, ni burguesía
El campo, bellísimo paraíso adornado de espesura. Una  paloma alzaba repentino vuelo, los pajarillos repetían el mismo florido verso; un gorjeo nítido, un trino divertido y sobre la hierba fresca, dos ardillas grises tocaban con sus "manitas" una flor, sus miradas festivas sobresalían de su cabeza brillante, la boca y los dientes desarrollados y salientes, sensibles, amigables, cariñosas. De pequeñas dimensiones, de patas cortas y fuertes. Uñas curvadas y afiladas para saltar de un árbol a otro y agarrarse a la corteza. La cola larga les ayudaba a mantener el equilibrio cuando "caminaban por las ramas", buena vista para calcular distancias; sus nidos confundidos en la floresta, enterraban algunos frutos secos y granos para su posterior ingestión en el invierno. Era la naturaleza en toda su expresión.
A punto de abrazarme con la nostalgia, preferí recordar a Gorki Tolstoi, pensaba que si pudiera preguntar a las ardillas si ¿Son felices? Naturalmente no me contestarían, o tal vez daría lastima de que a mi edad no pueda percatarme de la felicidad ajena sin ayuda de la palabra.
“Las ardillas disfrutan de la vida a pesar que su habitad natural ha sido destruido por lo que se ven obligados a emigrar”, como probablemente muchos niños y sus padres que se nutren de este museo.
Los minutos dejaban sentir los murmullos de los rayos solares sobre la hierba, el tiempo se desvanecía en una remota ausencia y la naturaleza esperaba encogida en susurrante silencio. Las risas afanosas y anhelantes de los traviesos caían sobre los frondosos árboles, y me deje seducir por la alegría de los infantillos, y sonreí después de mucho tiempo. El ambiente gemía sobre la ciudad coloreado de azul celeste, limpio, tibio...Ya dominará sobre el pequeño mundo de los niños el rutilar victorioso de la tarde. “Feliz verano”.
                                                 
                                                  Glen Oaks. NY.  2015
                                Arturo Ruiz-Sánchez/PEDAZOS DE TIEMPO
                                  www.arturoruiz-sanchez.blogspot.com
 

1 comentario:

  1. Verano en España,qué gusto poder leer este escrito, ahora ya se va este verano 2022. Y tu ya no estás

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