Estamos acompañados por la soledad de la montaña y por la inmensidad del mar, y vemos tu silueta abuelo de cabello blanco, cada vez más difusa… Nos ensordece el silencio, nos ciega una saeta de sol oculta en el horizonte.
Sin embargo, este es nuestro lugar y queremos
continuar, subiendo, bajando o sumergiéndonos cada vez más hasta encontrar la
profundidad de nuestra esencia.
Tú te adelantaste en el camino y toda la familia nos
quedamos mirándote hasta que te borró una esquina voluptuosa del paisaje.
Quizás vas marcando el sendero para que nuestro paso
al seguirte sea más seguro. Acaso te hagas red y nos recojas si caemos en un
abismo o nos hundiéramos en las profundidades oscuras.