A DOCE MESES DE TU VIAJE AL ORIENTE ETERNO
Querido viejito, fíjate como se pasa el tiempo, son doce meses
terrenales que no estás con nosotros. Ahora que estas explorando el
oriente eterno vas marcando el sendero para que nuestro paso al seguirte sea más seguro.
Desde las alturas alcanzas a vernos y nos cobijas con tus manos,
entonces, en la orilla ya a salvo caminamos hacia el este para capturar
los primeros rayos del día. Es que en ellos renacemos y nos iluminamos
de vida.
Hoy después de doce meses de tu ausencia no me pregunten:
¿Por qué en esta hora hay silencio en mis ojos? Tal vez, porque sonríe
mi alma en blanco liquido y soledad inquieta.
Hoy querido viejito
tú te has ocultado momentáneamente como se oculta el sol en el poniente y
nos has dicho hasta siempre desde ese más allá existencial donde ahora
moras en serenidad infinita, dibujas tu sonrisa en nuestros rostros y te
refugias en una etérea quietud.
Hoy querido viejito, dilecto amigo,
nos une la complicidad del sepulcral silencio de la alegría de esos
montes de la amazonia soñada.
Querido viejito, en este sábado tres
de mayo tu espacio aun se siente solitario y tu familia en pleno abren
sus brazos con celestial amor y siempre estarán deleitándose con tu
recuerdo.
Te amamos viejito lindo, mi gran amigo, simplemente ahora
echaremos a volar pañuelos enlutados en sencillo homenaje a doce meses
de tu viaje al oriente eterno.
Hasta luego querido amigo. Que el Gran Arquitecto del universo te bendiga siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario