"Continué la marcha y al pasar por la única casona de la cuadra que no representaba lugar público, escuché un maullido descomunal que provenía del interior, giré la cabeza hacia la derecha y me sorprendió que saliera de los arbustos, un enorme perro gris, un gran danés que se aproximaba hacia mi, me quedé sin decir palabra alguna. Cuando lo tuve a poca distancia pude distinguir que no era un perro, sino un enorme gato, muy raro, dado su tamaño, gigante, con unos ojos tan amarillos y relucientes que parecían dos pequeños focos muy potentes. Me pegué el susto de la vida, desde siempre le he tenido terror a los gatos. Sorpresivamente al estar cerca de mí, lejos de sentir la amenaza de una fiera, percibí la ternura de un minino domesticado"
esta historia me recuerda mi niñez aquellos maravillosos años
ResponderEliminarRelatos de mitos y leyendas de la selva.
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